jueves, 10 de abril de 2008

Las Pisadas de Abraham (El sendero de la fe)

“¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. 30 Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. 31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.” (Romanos 3:29 – 31).

“Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”. (Romanos 4:3)

“Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; 12 y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado. 13 Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. (Romanos 4:11 – 25).

Una “Pisada” es un huella que se deja al caminar, no puedo tener pisadas sino emprendo un camino, nuestras huellas dactilares son huellas solo cuando las dejamos plasmadas en algo que tocamos, mientras tanto no nos referimos a ellas como huellas. Uno nunca se refiere a sus dedos llamándolos “mis huellas dactilares”, nunca escuchas alguna mamá diciendo a su hijo: - “sácate las huellas dactilares de tu boca”.

Por tanto para que existan las huellas hay que llevar a cabo una acción, en el caso de los dedos hay que tocar algo. En el caso de las pisadas es necesario dar pasos (de nuevo una acción) para empezar a dejar nuestras pisadas.

En el mundo espiritual también ocurre de igual forma, la Biblia habla de que Abraham dejo unas pisadas, pisadas de la fé

“…sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham…” (Romanos 4:12).

Esas pisadas (en griego iknéomai) usada también para decir sendero, también empezaron como siempre con una acción, fueron dejadas, por Abraham y las podemos seguir a través de la Biblia, si miras bien ese paso fue creerle a Dios.

Hemos oído muchas veces acerca de Abraham, de que era amigo de Dios y todo el asunto que es el patriarca de Israel, que Dios le cambio el nombre de Abram (padre enaltecido) a Abraham (padre de multitudes). Pero creo lo más resaltante que se puede decir de Abraham es su Fe, tambien se le conoce como el padre de la fe. Así como a Job por su paciencia.

Algo que siempre llevaba Abraham dentro de su equipaje de viaje, en su peregrinar o en su estadía era su fe. Sin esa fe Abraham nunca se habría movido siquiera de Ur de los Caldeos, mucho menos habría llegado a Canaan ni recibido las promesas de Dios para El y su descendencia. Promesas de las cuales somos nosotros también herederos según lo dice la Palabra de Dios. (Heb 6:17).

Instrucciones de Dios para Abram. (Todavía padre excelso)

“1. Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Gen 12:1-3)

Simple instrucción con un alcance espectacular, se trataba de dejar a su familia, lugar dónde vivía, parientes, amigos. Todo lo conocido para ir hacia una tierra que no sabía siquiera cual era, en que dirección, nada… absolutamente nada. En retrospectiva es fácil decir yo también me hubiera movido por fé si Dios me hablara así. Pero resulta que Abraham todavía no sabía a donde se dirigía. Solo podía hacer una de dos cosas, o hacía caso omiso de lo que Dios le estaba diciendo y seguía viviendo su vida tal y como la conocía o se embarcaba con todo lo que poseía, en una “aventura”, un viaje sin retorno rumbo a lo desconocido. Decisión simple per espectacular. Sopesar lo que tengo contra lo que puedo tener. Y Abraham decidió ponerse en acción, empezó a dejar sus pisadas.

Las Pisadas de Abram (no es padre de multitudes todavía).

  1. Vete de tu tierra y de tu parentela. (Rompe con lo viejo).

Abram deja todo, su destino queda congelado durante el tiempo en que era controlado por su padre Taré pero al morir éste, vemos como la palabra dada a Abram es confirmada. Antes salió rumbo a Canaan pero se quedó en Harán. Ahora decide obedecer y poner sus pies en dirección al cielo, es decir en la dirección que Dios le ordenó. Esto representa romper con la vieja vida, costumbres, hasta con amigos y familiares cuyo centro de vida no sea glorificar a Dios. El Señor te dice, ve a una tierra que te mostraré. No te la muestra sino que le pide obediencia y fé. El más adelante te mostrará hacia dónde vas.

  1. Puso su tienda en la promesa.

La instrucción fue clara “vete de tu tierra, y de tu parentela y de la casa de tu padre”. Sin embargo se le pegó el sobrino Lot, y este al poco tiempo le trajo problemas. Lot al estar cerca de Abram, mientras su tío era bendecido con riquezas Lot también. Llegó un momento que empezaron las disputas, que si este camello es tuyo, no que es mío, no que la cabra mocha es tuya, y la oveja negra mía. Bueno el punto es que ya no podían estar juntos. Y Abram le dice al sobrino, mira Lot, sobrinito mío ven acá. Y lo llevó al mejor mirador de la zona y le dijo date gusto escoge hacia dónde te quieres ir. Tu sabes somos familia y no debemos estar peleando por culpa de unas bestias. El gran Lot, agarró hacia la parte que le era mas atractiva. Pero dice la Biblia que Abram acampó en tierra de Canaan. (Gen 13) Abram sabía que esa era la tierra de la cual Dios le había dicho te la daré a ti y a tu descendencia. Y mientras Lot se vuelve atrás y busca lo que el mundo ofrece (puso sus tiendas hacia Sodoma), Abram por su parte se mantiene firme, confiado y creyendo (de nuevo FE).

  1. Reconoce a Dios como su proveedor.

Pasó el tiempo y de nuevo el sobrinito “arrocero” de Abram, dse mete en líos por andar metido en Sodoma. Vino un rey le hizo guerra a Sodoma, y se les llevo todo, y puso prisioneros a todos y por supuesto Lot incluido. Vien el gran tío arma a unos cuantos busca al fulano rey y le quita los bienes y libera a Lot. Tuvo la oportunidad de enriquecerse y tomar honores por la victoria obtenida, pero antes por el contrario, le da honra a Dios y le reconoce como su proveedor.

Parecía estar desperdiciando una oportunidad dorada para tomar para sí la bendición, y a habidas cuentas se lo merecía pues el (Abram) recuperó todo. Pero Abram consultó a Dios y Jehová le dijo que no se quedara ni con una cuerda de vestido, ni una correa de calzado. para que el rey de Sodoma no pueda decir “yo enriquecí a Abram” (Gen 14)

Lo que hallarás en el sendero.

Es un enunciado harto conocido, que toda acción trae una reacción otros dicen los hechos traen consecuencias. En este caso ocurre igual al seguir las pisadas de Abraham vemos que cada pisada dejada por él trajo para sí algo en particular.

  1. Sentido y destino nuevo. Con tu obediencia Dios te da un lugar a donde ir, un propósito un destino.

“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1Co 2:9)

Cuando rompes compromisos con el mundo, y mueres a ti mismo ahí comienza verdaderamente el nuevo sentido para tu vida. Con la obediencia Dios te dice pasa por aquí ven, camina, pisa conoce esta tierra porque es tuya. (Gen 12: 5 -7) No importa si está ocupada, no importa o el costo, nada es imposible para Dios, si El te ha dicho que es tuya, tuya es.

  1. Aún en tiempo de escasez para ti hay sobreabundancia.

“Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos; 18 Sobre los que guardan su pacto, Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.” (Salmo 103:17-18).

Abraham baja a Egipto y aun cuando hace lo incorrecto (miente acerca de que Sara era su hermana y no su esposa, y esa mentira trae unas plagas a la tierra de Egipto), Abram sale de Egipto con muchos bienes otorgados por el Faraón de Egipto. En palabras de la Biblia Abram era riquísimo. (Gen 13:2)

  1. Cuando lo honras y reconoces que El es tu Dios tu Señor y tu Proveedor.

El te dice “Yo soy TU ESCUDO y TU Galardón (premio, recompensa) será sobremanera grande. Las palabras en el hebreo original usadas para “sobremanera” y “grande” son:

- meód: en extremo, en gran manera, enteramente, externo, gran, grande, grandemente, gravemente, gravísima, hasta no poderse contar.

- rabá: abundancia, amontonar, amplio, aumentar, cantidad, colmar, crecer, criar, dar demasiado, dominar, engrandecer, ensanchar, exceder, exigir, ganancia, mantener, mayor, mucho, multiplicación, multiplicar, numeroso.

¿Redundante? Pienso que no. Dios le estaba diciendo a Abram que no podría medir la bendición que venía sobre él.

Nuevos sueños en “meód” con “rabá”

Hasta aquí, Abram solo había obedecido, pero al escuchar la palabra de Dios, diciendole yo soy tu escudo y tu recompensa será descomunal. Abram derrama su corazón y le dice pero no tengo hijos. De pronto Abram tiene un sueño un hijo. Pero ese sueño no se acercaba ni por poco a lo que Dios tenía preparado para él. Abram quería un hijo pero Dios tenia para el una descendencia, que no la podría contar.

Ayer el Señor me decia: - Los sueños que Dios pone en nosotros, son solo un atisbo, una pequeña muestra, apenas una mirada a lo que El tiene preparado para nosotros. Tal vez se le parezca en algo, esa es la manera en como Dios trata con nuestra mente finita, nos da algo que podamos manejar. Pero lo que Dios tiene para nosotros sobrepasa todo nuestro entendimiento.

Sigamos las pisadas, el sendero de Abraham, y alcanzaremos nuestra promesa. Nuestro escudo será Jehová y nuestra recompensa meód” con “rabá”.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:6-7).