viernes, 20 de noviembre de 2009

Quien es el que Oscurece el Consejo?



En Mateo 23, se observa, tal vez la mayor reprensión que le diera Jesús a persona alguna durante su ministerio. Y podemos ver como dicha exhortación no se la hace al pueblo, ni a los usureros, ni a los que no velaban por el bienestar de sus padres, ni a borrachos, adúlteros o fornicarios. Sino directamente a los líderes religiosos del momento (escribas y fariseos) a quienes implacablemente les llama serpientes y generación de víboras.

Y es que dice la palabra que si vives por la ley por ella serás juzgado. El Maestro les dice que son ciegos guiando a ciegos y ya sabemos como termina ese paseo.

Y uno se pregunta, como es que un pueblo que tuvo a Elías, Eliseo, Moisés, Isaias y tantos otros, hombres de Dios que hablaban con Dios y que Dios hablaba con ellos. Cuado tienen entre ellos al Mesías, el Ungido, no fue capaz de reconocerlo. El propio Jesús lo dijo Jerusalén que matas a los profetas. La vieja costumbre de matar al mensajero cuando traía noticias desagradables.


¿400 años no es nada?


El famoso tango dice que 20 años no es nada, pero 400 de ellos, yo creo que si. Fueron 400 los que sirvió el pueblo de Israel en Egipto. Sin prestaciones ni utilidades, solo sirvieron. En ese tiempo algunos se mantuvieron y otros bueno, tenían una infección cardiaca que se les manifestó estando ya en el desierto. Hablo de que traían el tabernáculo de Moloc en sus corazones. Y esa “afección” fue manifiesta en ocasiones abiertamente como cuando se hicieron el becerrito de oro. Y en otras en sus sutiles quejas y lastimeros “Ay nos hubiéramos quedado en Egipto”. Ya en la tierra prometida sus caídas y recaídas se sucedieron vez tras vez, colocando en el altar de Jehová a dioses ajenos, hechos de manos. En Oseas 4:12. Encontramos “Mi pueblo a su ídolo de madera pregunta, y el leño le responde; porque espíritu de fornicaciones lo hizo errar, y dejaron a su Dios para fornicar. “. Hizo falta que fueran muertos a espada y peste, dispersados y entregado en servidumbre de otras naciones. Y en medio de aquellas Dios levantara a hombre como Daniel y Nehemias, para traer avivamiento a Israel y para que finalmente execraran la idolatría de sus corazones.


Silencio… tanto silencio. Otros 400 años.


Hubo un tiempo de silencio contado entre el antiguo y el nuevo testamento curiosamente también fueron 400 los años de silencio de parte de Dios.

Pero si hay algo en que los hombres somos buenos es en inventar cosas. Aun cuando no siempre sean buenas. En ausencia de una palabra de Dios a aquel pueblo, hubo quien con buena intención procurando preservar la Palabra impartida, se hicieron guardianes de la ley mosaica, pero… no podía faltar el gran pero, en las grandes ideas humanas, como la torre de Babel, metieron tradiciones y leyes que debían ser cumplidas para poder alcanzar la gracia de Dios. Un irónicamente maravilloso invento, que puso cargas imposibles de llevar al pueblo judío que por una parte se veía obligado a cumplir un sinfín de normas y estatutos, no dictados por Dios, y que por el otro veía a aquellos pomposos líderes, erigidos jueces y jurado de toda una nación cuyos testimonios eran bastante cuestionables. Y aquel brillo pomposo les cegó al punto que llegó el tiempo del Mesias y no lo conocieron. “A los suyo vino, y los suyos no le conocieron”.


¿Iglesia Venezolana, quien es el que oscurece el consejo sin sabiduría?


Desde niño tuve el favor de Dios y le pude conocer desde muy temprana edad. Crecí entre iglesias evangélicas en las cuales me forme como cristiano, aprendí cosas buenas y otras no tan buenas.

En algunas el “celo denominacional” y el “control gerencial” de la iglesia era más importante y aun más grande que el celo de la casa de Dios y por el Señor mismo. En otras como lo hicieron los fariseos cargaban a hombres y mujeres con tantos deberes y una serie de “no puedes hacer” que en un corto o mediano plazo terminaban gestando ovejas hipócritas profesionales, y tristemente esas mismas ovejas mutantes, mas tarde serían quienes dirigirían la iglesia.

Hubo un tiempo en el que el mensaje era claro: “Arrepiéntete y cree”, “Buscadme y vivireís”, “Busca mi rostro”. Pero llegaron nuevas épocas, surgieron nuevas “tendencias”, se adoptaron nuevas estrategias y tácticas para “alcanzar almas, “formar líderes” y “convertir al pecador”. Todas ellas con buenas intenciones, pero la mayoría se olvidaban de que los planes de la iglesia tienen que venir es de la cabeza de la iglesia es decir Cristo mismo, y no de las manos, ni de los pies, así sean manos y pies muy hermosos. Y terminaron teniendo “Nuevos adeptos”, “Grandes manipuladores” y “Cientos de convencidos”. Algún otro, hablaba de prosperidad mientras se olvidaban de la otra parte del versículo “… así como prospera tu alma”.

Los más audaces sellaron alianzas con los gobiernos e instituciones, y pasaron a convertirse en extensiones de algún “plan social” y en sus púlpitos fornicaron y adulteraron, a cambio de una refacción de techo o una nueva sede para la congregación. Y de pronto la justicia y la verdad fue relegada a un segundo y tercer plano en la casa de mi Padre. Idolatraron a hombres, hombres perversos y le llamaron a esa perversión “sujeción a la autoridad”.

¿Milagros y sanidades? No de eso nada. Dijeron otras, y el Espíritu Santo se fue de esas iglesias en las que no fue tenido en cuenta El Señor le dijo a aquellos “Gerentes de Iglesia”, las iglesias son de ustedes, no mías.

Una iglesia sin el Espíritu es una iglesia, sin poder, sin unción. Tú no puedes llamarte verdadero cristiano y rechazar o resistir la unción. Cristo significa Ungido, por tanto no puedes tener a Cristo sin tener la unción del ungido. Aún cuando te lo hayan enseñado o lo hayas aprendido por cuenta propia.

Pero yo creo en un Dios sin sombra de mudanza. Y si ayer hizo milagros hoy también los hace, yo los he visto suceder ante mis ojos, de carne y mis ojos espirituales también los han visto. La verdadera profecía, la que viene de Dios existe no te hablo de adivinación sino de profecía como la de Isaías, Jeremías y Daniel.

Y sino es así ¿de que habla el Espíritu Santo cuando el mismo por la mano del profeta escribe en Joel 2:28-32 lo siguiente?:

28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. 30 Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. 31 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. 32 Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado”.


Creerle a las hermosas manos, a los bellos pies o a Cristo que es la cabeza.


Hay en Venezuela un avivamiento en ciernes, está aquí, lo que tenga que caer caerá, no lo podrá detener ningún plan del enemigo ni diabólicos pactos doctrinales. El que construyó las paredes para detener al Espíritu de Dios, menospreciándolo y reclamando para sí la iglesia. Será derribado junto con la pared que levantó. Este es el tiempo del Señor. Este es el tiempo en que la Iglesia de Cristo, el pueblo de Dios, debe obedecer a Dios antes que a los hombres, asi esos hombres sean portadores de galones que se ganaron en las batallas de la fe. Ellos son manos hermosas y bellos pies pero Cristo es la cabeza. Es el tiempo del derramamiento del Espíritu como nunca antes lo ha visto esta nación.

Es hora de que las iglesias dejen de ser centros de reuniones en los que se lee la Biblia, se celebra la navidad, día del niño y día de la madre. Abran las puertas de sus iglesias, que es el Señor quien está llamando y quiere entrar a tener comunión contigo. A enseñarte El mismo, para que tengas algo en que gloriarte: en entenderle y conocerle.

El es el Señor y Dueño El viene a reinar sobre SU Iglesia.


1. Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. 2 Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria” (Isa 60:1-2)


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