sábado, 6 de octubre de 2018

Enamoramientos Súbitos y Espontáneos.


Todos hemos escuchado de ese ideal romántico  de  dulces amores floreciendo súbitamente, de repente, esos que  de forma espontánea y natural surgen de la nada y se instalan inexplicablemente en el corazón. Sin importar si la persona objeto de ese amor esté comprometida o si de hecho lo está aquel en que "germina".

Resulta muy fácil olvidarse que no somos seres sin voluntad o sin decisiones sobre lo que sentimos,  la razón esencialmente es que, es extremadamente mas sencillo y cómodo entregarse, que combatir el deseo del corazón.  Por eso nos escondemos tras argumentos hartos conocidos como el celebre: "el corazón quiere, lo que el corazón quiere" y simplemente nos dejamos llevar.
Sí, es cierto que hay ciertas situaciones escapan de nuestro dominio, pero el control de nuestras pasiones no es uno de ellos. La Biblia le llama dominio propio.

Cuando algo o alguien entra en tu corazón es por que tú le diste permiso, abriste puertas, te permitiste soñar un instante, imaginar un momento, visualizaste posibilidades de realizar, vivir y compartir situaciones y en ese pequeño instante quizás inadvertidamente siguiendo la analogía, tú mismo sembraste la semilla. Si te convenciste de lo contrario,  es porque el corazón  es engañoso y perverso más que todas las cosas. (Jer 17:9).

En mi humilde andar  he entendido que del mismo modo en que no se puede dar aquello que no se tiene, tampoco se puede llegar a ninguna parte  sin haber andado un camino. No “caemos” en tentación como si se tratara de que la tierra se  abrió y me tragó. Por el contrario, alguien cae en tentación después  de haber recorrido un camino que lo lleva a  acercarse a la hoguera de a poco. Y de a poco, termina habituándose y disfrutando del calor del fuego hasta que cobra conciencia de que sus ropas, su hogar y su vida arde en llamas.

En nuestras debilidades somos tentados y si no tenemos cuidado, seguramente también  derrotados.
Digo lo obvio, la tentación siempre viene en un empaque hermoso, atractivo y codiciable, (de lo contrario no es tentación). Pero en ocasiones es necesario y preferible dar un agónico y último salto hacia la cordura tal como lo hizo José (Gen 39:12) en vez de ceder a lo que a gritos demanda el corazón y con ello precipitarse a bordo de una ilusión de amor hacia un océano tormentoso de consecuencias devastadoras para nuestra vida y nuestra familia.
“Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.” 1 Corintios 10:13 NVI.
"Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman. Santiago 1:12 NVI

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