Una vez escuché a alguien decir que cuando te sucede algo muchas veces alzamos nuestra mirada al cielo y cuestionamos a Dios diciendo - ¿Señor por qué a mí? en su lugar la pregunta que deberíamos hacernos es - ¿Por qué no?
En medio de nuestras pruebas, el Señor nos enseña paciencia, es ciertos, pero la disciplina del Padre nos enseña a entenderle y a conocerle, a dejar a un lado nuestros propios planes, a depender de Él como hijos suyos.
He aprendido, que los sueños que nuestro Padre tiene para
nosotros, son infinitamente mejores que cualquiera de nuestros propios
sueños por muy hermoso que este sea. Aprendamos a hacer las preguntas
correctas y recibiremos respuestas que jamás imaginamos existian para
nosotros. Espera en Él y Él hará...
"...además, habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige: HIJO MIO, NO TENGAS EN POCO LA DISCIPLINA DEL SEÑOR, NI TE DESANIMES AL SER REPRENDIDO POR EL; PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR HIJO. Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. (Heb 12:5-8) (LBLA)
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