jueves, 14 de junio de 2012

“Vive el SEÑOR que lo que el SEÑOR me diga, eso hablaré.”



Si Dios te ha llamado a ser luz y tú escondes esa luz debajo de un cajón, posiblemente hallarás el favor de los hombres, ganarás influencia, tus relaciones y tal vez hasta tu poder aumenten, pero perderás el favor de tu Señor. Puedo decirte lo que tú quieres oír, y gozaré de tu simpatía. O puedo decirte la verdad y posiblemente me aborrezcas, pero obtendré el agrado de mi Señor y Dios. Prefiero agradar a Dios que agradarte a ti.

No todo el que te dice “Así ha dicho Jehová” viene de parte del Señor.

El rey Acab fue uno de los reyes de Israel más pernicioso (sino el peor) de su historia. En su mandato le ministraron varios de sus profetas entre ellos estaban Sedequías junto con muchos otros y también  Micaías profeta de Jehová. Llegó un momento en el que inexplicablemente Josafat rey de Judá se alió con este otro rey (Acab) para marchar a la guerra contra los sirios. Sedequías el profeta, se hizo unos cuernos de hierro y se paseaba de un lado a otro y le profetizaba a Acab: “Así ha dicho Jehová: Con éstos acornearás a los sirios hasta acabarlos” y junto con él los otros profetas decían lo mismo. “Serás prosperado; porque Jehová la entregará en tu mano”. El rey Josafat (rey de Judá) le dice a Acab (rey de Israel) ¿no hay algún profeta de Jehová para que le consultemos?. Y Acab le responde con total desenfado, si todavía queda un hombre por el medio del cual podemos consultar al Señor, PERO lo aborrezco,  porque no profetiza lo bueno en cuanto a mi sino lo malo. Es Micaías.  Llámalo dice Josafat. Cuando buscan a Micaías le advierten que debe profetizarle al rey cosas buenas, le dicen Micaías, ten prudencia por favor, acuérdate que Acab, no te quiere mucho, además tú sabes, tiene visita no le vayas a salir con otra de las tuyas. Micaías le reponde  “Vive el SEÑOR que lo que el SEÑOR me diga, eso hablaré”. La historia continúa Micaías diciéndole a Acab, lo que él quería escuchar “Sube, tendrás éxito” por la respuesta de Acab parece que Micaías solía manejarse con cierto sarcasmo con el rey, vaya osadía.  Acab le dice ¿cuantas veces he de tomarte juramento para que me declares la verdad?
Micaías, le dice: Ah quieres la verdad pues la verdad es que Dios envió un espíritu de mentira sobre tus profetas para que te convenzan y vayas a la guerra  y ahí serás derrotado y muerto. Acto seguido saltó Sedequías y le abofeteó diciéndole “¿Por dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti? “
Micaías, posiblemente con la cara aun ardiéndole le contesta algo así como ¿preguntas por dónde se fue? Bueno tú lo verás aquel día cuando te vayas escondiendo de aposento en aposento.

Al final, Acab  ordenó que arrojaran en la cárcel al profeta  Micaías para matarlo de hambre, hasta que volviera Acab en paz, lo cual no ocurrió pues fue derrotado y muerto como lo dijo el profeta de Dios.

Pero Micaías expresa: “Si en verdad vuelves en paz, el SEÑOR no ha hablado por mí. Y añadió: Oíd, pueblos todos”.

Esas son las palabras de un verdadero profeta de Dios.

2 Reyes 22.

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