lunes, 2 de julio de 2012

Revélame lo oculto de mi Corazón

Muchas veces escuchamos palabra de Dios, palabra que es para nosotros, que nos incumbe y debería afectarnos profundamente. Pero nuestra actitud, en ocasiones simple, en otras, irreverente y en franca rebeldía, hace que esas palabras se deslicen en nuestra gruesa piel y caigan a tierra. 

Esa grosura es el resultado de aquello que hemos vivido y como nos han formado en nuestra vida, Pablo le llama nuestra vana manera de vivir que heredamos de nuestros padres. Paradigmas, personales y/o religiosos pueden estar impidiendo la obra de Dios en nuestras vidas aun sin percatarnos de ello, nos volvemos ciegos y amantes del espíritu de estupor. 

Tenemos que arrepentirnos, despojarnos y renunciar a todo eso. David, un hombre de Dios, cayó en cuenta de esto y clamó al Señor, una y otra vez:
"Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón." (Salmo 26:2)
 
"Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno. (Salmo 139:23-24)
 
"¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. (Sal 19:12 -13)
 
Al final...
 
"lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros." (1Corintios 14:25)

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